Diario de Dona 2º día.
El segundo día amaneció muy frío, con aire y lloviendo. Yo no me sentía bien estando en la percha atada, pero empecé a comprender que no me podía escapar y estuve todo el día en lo alto sin apenas debatirme, bueno, algunas veces.
La mañana trascurrió fijándome en todo lo que me rodeaba y ya estando tranquila y sin nada que hacer, pensé en que lo que me tenia allí atada era esas tiras de piel (pihuelas) si conseguía quitármelas podría escapar, pues, manos a la obra, yo las cojia con el pico y tiraba fuerte, pensando que con mi poderoso pico podría romper las pihuelas, pero no conseguía romperlas, lo único que conseguía era desestabilizarme al tirar de las pihuelas y estas estar atadas a mis patas.
Llego la tarde y yo tenía cada vez más hambre, ya se estaba acabando el día y yo sin comer.